Como lectora habitual, suelo hacer reseñas de los libros que leo para comprenderlos mejor. En este caso, quise aprovechar el hábito para escribir un artículo con el fin de reflexionar sobre las inquietudes que me ha dejado el libro “El Abogado del Mañana: una introducción a tu futuro”, teniendo en cuenta que su eje principal está relacionado con mi profesión.
Su autor, Richard Susskind es un abogado, orador y asesor independiente británico especializado en tecnología jurídica, catedrático de la Universidad de Oxford y escritor de muchos libros sobre la materia.
A pesar de que asociemos la experiencia de Susskind a sistemas como el Common Law o el Derecho anglosajón, el contenido de su obra no resulta del todo ajeno a la cotidianidad del ejercicio del derecho en este lado del mundo.
¿A quién está dirigido el libro?
El contenido de este libro es relevante para todos los profesionales del derecho, con especial énfasis en los abogados jóvenes y estudiantes, cuyo futuro, sin duda, está condicionado por la tecnología.
De allí que el libro se desarrolle a través de 3 visiones:
- Los cambios radicales que ha sufrido el ejercicio del derecho producto del internet y las herramientas tecnológicas.
- El estado actual del gremio en el que se incluyen a escritorios jurídicos y al sistema de administración de justicia.
- El futuro de los estudiantes de derecho y próximos abogados.
El libro plantea múltiples ideas y ejemplos reales de lo que procura evidenciar, la inevitable influencia de la tecnología en nuestra profesión y los desafíos que ello implica, no como algo reservado a una élite ni mucho menos, sino como el día a día del ejercicio del derecho.
La prevención de riesgos legales como punto de partida
La realidad va mucho más rápido que el derecho y las nuevas tecnologías están constantemente cambiando la forma en la que vivimos y trabajamos. Esto significa que los abogados debemos estar preparados para adaptarnos a los cambios y estar dispuestos a aprender sobre nuevas herramientas y tecnologías.
El uso constante en el libro, de términos como gestión de proyectos, optimización, automatización y prevención, evidencian que el avance del derecho va de la mano de la tecnología, y algo que parece cada día más común, es que tal evolución se encuentra atada a figuras legales como; los medios alternos de resolución pacífica de los conflictos, el arbitraje comercial y el compliance, es decir, a la prevención de conflictos, la negociación y la gestión de riesgos.
De allí que el autor afirme que:
“La contención de disputas se concentra en evitar que los desacuerdos surgidos se intensifiquen excesivamente, y son los abogados, así como las propias partes, quienes necesitan ser contenidos. La prevención de disputas es un tema que los abogados de empresas a menudo me plantean: hablan de la gestión de riesgos jurídicos, o, en sentido figurado como puede expresarse, de colocar una valla en la parte superior de un acantilado en lugar de una ambulancia en la parte inferior. Todavía no conozco a un ser humano normal, ya sea un Director Ejecutivo o un cliente, que prefiera una gran controversia resuelta ingeniosamente por abogados a no tenerla en primer lugar”.
Esto se debe a que estas herramientas de gestión y áreas del derecho permiten mejorar la prevención, eficiencia y eficacia de los procesos legales, lo que facilita la resolución de conflictos y el cumplimiento de las regulaciones.
Cambio de mentalidad
En el pasado, los abogados se centraban en resolver conflictos después de que se materializaban, sin embargo, en la actualidad debemos adoptar una nueva mentalidad, ya no se trata de resolver el conflicto, sino de evitarlo, es decir, debemos pensar en cómo podemos ayudar a nuestros clientes a prevenir problemas, en lugar de esperar a que ocurran.
Por ejemplo, podemos ayudar a nuestros clientes a comprender los riesgos legales asociados con sus actividades, a desarrollar políticas y procedimientos para mitigar estos riesgos, formar y sensibilizar a las personas en los temas relacionados, entre otros.
La transformación de la educación universitaria
El autor realiza breves análisis sobre la educación universitaria, que confirman lo que en la cotidianidad muchos hemos percibido.
Las facultades tradicionales de derecho del mundo siguen siendo eso, tradicionales, sin que ello sea cuestionable, siempre que esa tradición vaya de la mano de apertura a nuevas formas de conocimiento orientada a soluciones muchos más eficaces a menor costo y con la calidad debida.
En muchas escuelas de derecho, específicamente en nuestro país, materias como el cumplimiento normativo y los métodos alternos de resolución pacífica de los conflictos no se encuentran en el pensum obligatorio de la carrera, en el mejor de los casos, se ofrecen como una materia electiva o seminario extracurricular.
Tampoco existe referencia alguna al uso de herramientas de gestión de proyectos y optimización en el mundo legal, estos son aspectos generalmente reservados a la educación post universitaria.
Es por lo anterior, que Susskind deja para la reflexión lo siguiente:
¿Deberíamos, por tanto, extender las competencias de las facultades de Derecho para incluir otras disciplinas como la gestión de riesgos, la gestión de proyectos o la administración del conocimiento jurídico? ¿Existe un hueco para el futuro en el aglomerado plan de estudio del derecho?
El escenario educativo hasta ahora existente, quizás era consonó con la realidad hace algunos años, donde no se hablaba de temas como el surgimiento de las star-up, la inteligencia artificial y las estructuras de negocios alternativas.
En la actualidad resulta imposible preparar a profesionales competitivos sin tener en cuenta un ambiente donde la tecnología, lo digital y la gestión de riesgos son preponderantes.
El mañana de la abogacía
El mercado legal se ha vuelto competitivo en los últimos años y la oferta de abogados ha crecido considerablemente, mientras que la demanda se ha mantenido estable o incluso ha disminuido.
En este contexto, es importante buscar formas de destacarnos y resultar útiles en la prestación de servicios legales.
Algunos de los retos que enfrentan los abogados según Richard Susskind, son:
- Los clientes son más exigentes y buscan precios más bajos.
- Otras profesiones, como la contabilidad, han irrumpido en el mercado legal, ofreciendo servicios que antes eran exclusivos de los abogados.
- La tecnología ha facilitado el acceso a la información legal, lo que ha reducido la necesidad de contratar a un abogado para muchos asuntos.
Nuestra profesión seguirá evolucionando en los próximos años. La tecnología continuará desempeñando un papel cada vez más importante, y los servicios legales se volverán más estandarizados a través de la colaboración de otras disciplinas.
Sin embargo, los abogados especializados y los litigantes seguirán siendo necesarios por lo que el conocimiento práctico tendrá cada vez mayor valor que los conocimientos abstractos y teóricos.
Conclusión
En Venezuela la situación actual de las instituciones no debe ser un obstáculo para el ejercicio de la abogacía bajo la visión planteada, sino un incentivo para evolucionar y generar cambios.
Los abogados podemos desempeñar un papel importante en la construcción de un sistema legal más justo y eficiente, solo debemos atrevernos a innovar y cambiar de paradigmas, o como diría Richard Susskind:
“Surgirá un mundo jurídico que es manifiestamente diferente al de hoy, y es en este mundo donde la mayoría de los abogados jóvenes se adentrarán. Aquéllos aspirantes a abogados que esperaban una carrera como la que disfrutan o disfrutaron los abogados de la generación de sus padres, se sentirán decepcionados. Para aquellos que buscan nuevas oportunidades y desean participar en la realización de los avances que predigo en este libro, creo que nunca ha habido un momento más emocionante”.
Por AslegAbogados
Abog. Elea Mayela Valenzuela Coronado.